De bares, bebidas y tabaco

Buñuel: "El que no fuma ni bebe es un cabrón." Esas fueron más o menos las palabras que le dijo a Paco Rabal. Supongo que se lo diría porque le gustaban mucho las dos cosas:
Yo he pasado en los bares horas deliciosas. El bar es para mí un lugar de meditación y recogimiento, sin el cual la vida es inconcebible... Ahora... me gusta recordar los bares que amé.
En el "Hotel del Paular", al norte de Madrid, instalado en uno de los patios de un magnífico monasterio gótico, yo solía tomar el aperitivo... Estaba prácticamente solo, rodeado de reproducciones de cuadros de Zurbarán, uno de mis pintores favoritos... Llegué a querer aquel lugar tanto como a un viejo amigo[1]”...
...Yo no soy un alcohólico. Desde luego, toda mi vida ha habido veces en las que he bebido hasta caerme; pero casi siempre se trata de un ritual delicado que no te lleva a la auténtica borrachera, sino a una especie de beatitud, de tranquilo bienestar, acaso semejante al efecto de una droga ligera. Es  algo que me ayuda a vivir y a trabajar... Si tuviera que enumerar todas las virtudes del alcohol, no acabaría nunca...Yo pongo en lo más alto el vino, especialmente el tinto. En Francia se encuentran el mejor y el peor...Siento gran cariño por el Valdepeñas español… Desde luego nunca bebo vino en el bar. El vino es un placer puramente físico que no excita en modo alguno la imaginación .
En un bar, para inducir y mantener el ensueño, hay que tomar ginebra inglesa...Si bien el  dry–martini  es mi favorito, yo soy el modesto inventor de un cóctel llamado "Buñueloni "...Tenía también gran debilidad por los aperitivos franceses, el picón– cerveza– granadina y sobre todo, el mandarín– curaçao– cerveza... Por supuesto, de vez en cuando también bebo vodka... Me gustan los aguardientes mexicanos, la tequila y el mezcal...el whisky, nunca me interesó.[2]
Toda una vida de media docena de martinis al día, más una o dos botellas de vino, le había dado una resistencia al alcohol. Bebió mucho. Como confiesa en su correspondencia con José Rubia Barcia:
-Ya abordé los sesenta. Fumo y bebo como un cosaco.[3]
-A Taxco no fui por temor a ser como siempre he sido, es decir, lanzarme a la contemplación de callejas con un 30% de alcohol en la sangre.[4]
-Aunque sigo fumando y bebiendo de lo lindo llevo una vida de gran calma.[5]
Su rápido desarrollo físico en su juventud hizo que adoptara pronto hábitos propios de los adultos, como la bebida.
Los jesuitas me enseñaron a beber vino en el colegio, pues nos ponían un vaso en todas las comidas. ¡Profunda sabiduría!
Durante su época madrileña de la Residencia frecuentó las tabernas: Bebíamos mucho.[6]
La fidelidad que Luis va a mantener a lo largo de su vida con el alcohol comienzan a gestarse formalmente en la Residencia.[7]
 “Buñuel y yo íbamos a pasar una tarde deliciosa hablando de todo y bebiendo en cantidades industriales sus famosos buñuelonis, que a mí me encantaban... y él lo sabía. Me repetía constantemente que era el único cineasta mexicano que le aguantaba el paso...Bebía yo a la par con él. Eso le gustaba...Así las cosas, nos pasábamos las horas en su estudio hablando de cine, de Rusia, de España...en el entendido de que lo único que en realidad importaba era esa ensaladera repleta de cubos de hielo que religiosamente salía y volvía a entrar al refri para que siempre estuviera a punto de congelación el buñueloni maravilloso. Su mujer, de vez en vez entraba y, sin emitir palabra, nos sustituía los platos vacíos por otros con botanas y tapas.[8]
 A Luis le gustaba mucho apostar a ver quién aguantaba más...[9]
 Cuando llegué a México, ahora en el último viaje, como había bebido mucho en España temí que tuviese cirrosis y me hicieron varios análisis...Yo no como mucho, pero bebo. Estoy alcoholizado (se ríe). Hace muchos días pasé por el Museo de Chicote, para visitarlo. A mí todas las cosas del vino y de las bebidas me interesan.[10]
Cuando llega a París en 1925…”Buñuel no ha perdido su gusto por el alcohol y cuando sale con su amigo aragonés Juan Vicens, hijo único y también con dinero, van de tasca en tasca y como estos establecimientos exponen sus bebidas en fila, comienzan por la primera y terminan más allá de la vigésima…[11]
Cuando te invitaba a ese lugar[Torre de Madrid], te recibía allí, te soltaba tres o cuatro “buñuelonis” para que te entonaras, te colocaba mucho, y te dejaba noqueado.[12]
 Su hijo Juan Luis comenta, que su trabajo en Ese oscuro objeto del deseo fue  “impedir a mi padre y a Silberman beber demasiado en el plató”.[13]
 Soy el modesto inventor de un cóctel llamado "Buñueloni". En realidad, se trata de un simple plagio del célebre "Negroni"; pero, en lugar de mezclar "Campari" con la ginebra y el "Cinzano" dulce, pongo "Carpano". Ese cóctel lo tomo preferentemente por la noche, antes de sentarme a cenar. También en este caso, la presencia de la ginebra, que domina en cantidad sobre los otros dos ingredientes, es un buen estímulo para la imaginación.[14]
En el Testamento de Luis Buñuel para sus amigos:
Carpano, ginebra y Cinzano dulce. Más ginebra que los otros componentes.[15]
 Mi bebida preferida es el dry–martini... Básicamente, se compone de ginebra y de unas gotas de vermut, preferentemente "Noilly–Prat"...El hielo debe ser muy duro, para que no suelte agua. No hay nada peor que un martini mojado.
Pongo en la nevera todo lo necesario copas, ginebra y coctelera, la víspera del día en que espero invitados... Al día siguiente, cuando llegan los amigos, saco todo lo necesario. Primeramente, sobre el hielo bien duro echo unas gotas de "Noilly–Prat" y media cucharadita de café, de angostura, lo agito bien y tiro el líquido, conservando únicamente el hielo que ha quedado, levemente perfumado por los dos ingredientes. Sobre ese hielo vierto la ginebra pura, agito y sirvo. Eso es todo, y resulta insuperable[16].
Cuando venía a España se hospedaba en el hotel Plaza y al mediodía solía ir a tomar los dry martinis a Chicote… Y era un hombre que cuando no le gustaba el dry martini que le poníamos, se iba y no decía ni adiós...Volvía a los dos o tres días, o aprovechando una de sus visitas a Madrid. Casi siempre pasado el mediodía, a la una o una y media de la tarde. Otras veces se marchaba y nos despedía con una reverencia...Y decíamos: “Hoy hemos acertado”...Como tenía el paladar tan exquisito, captaba la diferencia rápidamente. Le gustaba tomarlo con una aceituna. Solía decir que los dry martinis que se tomaba en el hotel Plaza eran los mejores, aunque Chicote era la Capilla Sixtina del dry martini…[17]
Le gustaba que le echáramos Nolly-Prat, que es muy francés. Y le gustaba una ginebra seca. Solía tomar ginebra española, una ginebra catalana no muy conocida fuera del mundo de la coctelería o de la hostelería...
 En el Testamento de Luis Buñuel para sus amigos:
Ginebra, gotas de vermut, preferentemente “Noilly-Prat. Tal vez Angostura. El hielo muy duro, que no suelte agua.[18]

 Imposible beber sin fumar. Yo empecé a fumar a los dieciséis años y aún no lo he dejado... Pocas veces he fumado más de veinte cigarrillos al día... Hace unos veinte años, me acostumbré a los cigarrillos franceses: los "Gitanes" y, sobre todo, los "Celtiques" son los que más me gustan.
El tabaco, que casa admirablemente con el alcohol,... es un amable compañero con el que afrontar todos los acontecimientos de una vida. Es el amigo de los buenos y de los malos momentos. Se enciende un cigarrillo para celebrar un alegría y para ahogar una pena...Es un placer de todos los sentidos[19].
Debido a su gran desarrollo corporal le hacía parecer mayor. Algunos de sus compañeros de instituto le recuerdan yendo con frecuencia a clase fumando un puro.
Añadiré que el alcohol y el tabaco acompañan muy gratamente al acto del amor. Por regla general el alcohol viene antes, y el tabaco después.[20]



[1] Luis Buñuel: Mi último suspiro.  Pág.:45
[2] Luis Buñuel: Mi último suspiro.  Pág.:49
[3] Carta de Luis Buñuel(8/9/60) en: José Rubia Barcia: Con Luis Buñuel en Hollywood y después. Pág.: 78
[4] Carta de Luis Buñuel(15/9/61) en: José Rubia Barcia: Con Luis Buñuel en Hollywood y después. Pág.: 83
[5] Carta de Luis Buñuel (9/11/72), en: José Rubia Barcia: Con Luis Buñuel en Hollywood y después. Pág.: 97
[6] Manuel Alcalá: Buñuel (Cine e ideología). Pág.: 40
[7] Carlos Barbachano: Buñuel. Pág.: 36
[8] Sergio Olhovich, en: Francisco Sánchez : Siglo Buñuel. Pág.: 271
[9] Elías Querejeta : En torno a Buñuel. Pág. 421
[10] Ricardo Muñoz Suay (1966) : En torno a Buñuel  Pág. 599
[11] Manuel Rodríguez Blanco: Luis Buñuel.  Pág. 53
[12] Joaquín Jordá : En torno a Buñuel. Pág. 283
[13] Juan Luis Buñuel : En torno a Buñuel. Pág.: 146
[14] Luis Buñuel: Mi último suspiro.  Pág.48
[15] En torno a Buñuel. Pág. 638
[16] Luis Buñuel: Mi último suspiro.  Pág.48
[17] Fernando del Diego : Buñuel 100 años. Prohibido asomarse al interior Pág. 139
[18] En torno a Buñuel. Pág. 638
[19] Luis Buñuel: Mi último suspiro.  Pág.51
[20] Luis Buñuel: Mi último suspiro.  Pág.51

Comentarios

  1. Muy buen artículo sobre las diferencias entre el cambio de marchas automático y el manual.

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