Erotismo y muerte en el cine de Luis Buñuel

El erotismo es un placer diabólico y se relaciona con la muerte y la carroña. He puesto algo de eso en escenas de amor de mis películas[1].
Un perro andaluz: "la cópula es lo más parecido a la
muerte...ojos en blanco, la baba...
Yo creo que la coincidencia en esas asociaciones de imágenes es espontánea. No me propuse ilustrar la relación entre erotismo y crueldad. Pero como esa relación existe, las imágenes... salieron a la superficie... Por el sentimiento eterno de que el amor y la muerte van unidos[2].
Para mí la fornicación tiene algo de terrible. La cópula, considerada objetivamente, me parece risible y a la vez trágica. Es lo más parecido a la muerte: los ojos en blanco, los espasmos, la baba. Y la fornicación es diabólica: siempre veo al diablo en ella... El acto sexual es como una forma de muerte. Por lo demás hay muchos insectos y arácnidos que mueren después del coito[3]...

El sexo y la muerte, y la relación entre ambos es algo crucial que recorre toda la obra de Buñuel...
De todas las imágenes de su cine en que ha plasmado la relación entre erotismo y muerte destacamos:
·         Un perro andaluz: El hombre acaricia los senos desnudos de la mujer y, de pronto, se le pone cara de muerto.
Viridiana: tras la seducción de la criada, el gato salta
sobre un ratón
·         La edad de oro: Plano del rostro ensangrentado de Modot, gritando: "¡Mi amor, mi amor, mi amor!, acompañado por los acordes del pasaje de la muerte de Tristán e Isolda.
·         Ensayo de un crimen: toda ella es la plasmación de la definición que diera el Marqués de Sade del asesinato como cumbre de la excitación erótica.
·         La relación sexualidad–muerte se tiñe de intensidad trágica en Los olvidados, El bruto, Subida al cielo, llegando al paroxismo en el ya tratado final de Abismos de pasión.[4]
·         La joven: Antes de la violación de la joven, vemos a un tejón matar a una gallina.
·         Ensayo de un crimen: Cuando un amigo le pide a Archibaldo que se fije en la belleza de una mujer, éste le contesta: "La asesinaría con mucho gusto”.[5]
·         En Viridiana, cuando la sirvienta es seducida, un gato salta sobre un ratón. La muerte de don Jaime también está ligada a la pulsión sexual.
·         En Los olvidados, el Jaibo seduce a la madre de Pedro y luego se ve a unos perros bailando penosamente
·         La presencia obsesiva de la muerte en Él ambienta perfectamente una patología basada en la más feroz represión sexual. El binomio erotismo-muerte esta aprovechado en la película.[6]
Él: presencia obsesiva de la muerte
·         En El bruto: una doble tensión late en el entramado visual que nos esforzamos por penetrar: la del sexo y la de la muerte...Valga como ejemplo la escena en la cual Pedro y Paloma se entregan al sexo, pero su acción es sustituida por varios trozos de carne chamuscándose en una sartén al rojo: pasión que quema hasta la destrucción en una metáfora que rima con esa carne muerta colgando alrededor de la pareja en la carnicería antes descrita. Pero es Tanatos quien deja su firma ineludible; tres son los personajes que morirán en El bruto: Carmelo, Andrés y Pedro. Sobre los tres se cernirá la imagen premonitoria: un marco de puerta o ventana rectangular que los aísla al tiempo que provoca un brusco contraste fotográfico.[7]
·         En Diario de una camarera, Célestine va a regresar a París, pero en la estación, al escuchar que en el bosque de Raillon...ha aparecido el cadáver violado de la niña, decide volver. La muerte de la niña está ligada a la pulsión sexual, y esta vinculación también parece impregnar el deseo de Célestine de convertirse en la detective del caso y seducir a Joseph: el crimen como incitante de la sexualidad.[8]


[1] Tomás Pérez Turrent y José de la Colina: Buñuel por Buñuel, Plot, 1993, Pág.:132
[2] Tomás Pérez Turrent y José de la Colina: Buñuel por Buñuel, Plot, 1993, Pág.:114
[3] Tomás Pérez Turrent y José de la Colina: Buñuel por Buñuel. Plot, 1993, Pág.:115
[4] Víctor Fuentes: Buñuel en México, Instituto de estudios turolenses, 1993, Pág.: 71
[5] Manuel López Villegas: Sade y Buñuel, Instituto de estudios turolenses, 1998, Pág. 77
[6] Agustín Sánchez Vidal: Luis Buñuel, Ed. J.C., 1984, Pág.: 172
[7] Ramón Moreno Cantero: El bruto. En: Vértigo, nº 11. Pág.: 52
[8] Víctor Fuentes : Los mundos de Buñuel. Akal, 2000, Pág.: 165

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