Robinson Crusoe, 1952

Según Francisco García Lorca, “uno de los personajes que Luis tenía constantemente en la cabeza durante los años veinte era Robinson”.[1] Todo en Buñuel tiene raíces muy viejas.
Aunque la novela en sí no me atraía, el caso mismo de Robinson sí me resultaba interesante: el naufragio, la supervivencia en la isla, la lucha con la naturaleza, la soledad, la aparición de otro hombre, un salvaje... [2]
Robinson, como las demás me la encargaron… acepté porque hay en él algo puro. Primero es el hombre frente  a la naturaleza, no hay romance, ni escenas de amor fáciles, ni serial, ni intriga complicada. Es simplemente un tío que llega, se encuentra sólo frente a la naturaleza y debe alimentarse. Me gustó el tema, acepté e intenté hacer cosas que hubieran podido ser interesantes. Creo que quedan todavía algunas porque cortaron trozos surrealistas e incomprensibles según decían... Hice la película como pude, queriendo mostrar sobre todo la soledad del hombre, la angustia del hombre sin la compañía humana. Quise tratar también el tema del amor o de amistad: el hombre sin la compañía del hombre o de la mujer. A pesar de todo creo que incluso con los cortes, las relaciones de Robinson y de Viernes son bastante claras: las de la raza "superior" anglosajona con la raza "inferior" negra. Es decir que en un principio Robinson no se fía, imbuido  de su superioridad, pero al final llegan a la gran fraternidad humana... ¡Vuelven a sentirse orgullosos de ser hombres! Espero que esta intención se note[3].
 Georges Pepper  (productor) y  Hugo Butler (guionista) ofrecieron a Dancigers y a Buñuel el guión y éste lo reelaboró: Yo introduje algunos elementos, o los acentué: los diálogos y las discusiones de Robinson con Viernes, la conversión del salvaje a algunos usos civilizados...
Buñuel durante el rodaje de la película

A pesar de que en la película... hay sueños y alucinaciones... eso no quiere decir que me propuse hacer un Robinson " a la Buñuel". Creo que, en general, me atuve a los hechos principales del libro... [4]
Era la primera película que Buñuel iba a hacer en color. Fue rodada en Pathécolor que es una versión del Eastman Color, sistema que estaba entonces en sus inicios, lo que requería hacer el revelado del negativo en Hollywood. Todo esto provocó que el rodaje durara tres meses, mucho más de lo habitual en Buñuel y tener que someter muchas de sus decisiones a las del cámara Alex Phillips, que aunque llevaba muchos años en México, nunca antes había rodado en color.
Ninguna de las películas que había hecho hasta entonces en México había tenido más de tres semanas de rodaje. Esta me llevó tres meses, porque era la primera película en Eastmancolor[5] del continente y el negativo sólo podía ser revelado en Hollywood... Yo elegía el sitio donde filmar. Alex (Phillips, el operador) medía las luces y me decía que allí las sombras no convenían para una película en color... Dejé que Alex Phillips se las entendiera con sus lentes y filtros. A veces me consultaba...Yo le decía que hiciera lo que  creyese conveniente. Luego salió en "Cahiers du Cinéma" un artículo en el que hablaban de la "palette" de Buñuel. ¡La paleta de Buñuel no existe! Será más bien la de Alex Phillips[6].
Robinson se da cuenta de su inutilidad al
no saber encender el fuego
El rodaje comenzó el 14 de julio de 1952 en los estudios Tepeyac, Manzanillo, en el bosque de Chapultepec, Barranca San José  Purúa… y finalizó el 16 de octubre. Se rodaron simultáneamente dos versiones, primero se hicieron las tomas en inglés y luego en español.  Uno de los negativos era para Pepper y el otro para Dancigers. Buñuel primaba la versión inglesa.[6bis] El presupuesto no superó los 300.000 dólares. Se estrenó  el 30 de junio de 1955 en el cine México y permaneció 4 semanas en cartelera. De la película se hicieron dos versiones sólo diferentes en la banda sonora: una en español y otra en inglés.
Poco entusiasmado al principio, empecé a interesarme en la historia durante el transcurso del rodaje, introduje algunos elementos de vida sexual (sueño y realidad) y la escena del delirio en que Robinsón vuelve a ver a su padre.
Durante el rodaje, que se desarrolló en la costa mexicana del Pacífico, no lejos de Manzanillo, yo me hallaba prácticamente a las órdenes del operador jefe, Alex Philips, un americano que vivía en México, especialista en primeros planos... Philips esperaba mucho tiempo antes de decirme que se podía rodar (y de ahí la duración de la realización, tres meses, caso único para mí) y las tomas salían para Los Ángeles todos los días. [7]
A pesar de hacer Buñuel una adaptación drástica de la novela de Daniel Defoe, y de haberse tomado muchas libertades con la misma, la película da la impresión de ser fiel al libro original, al mismo tiempo que nos da una obra personal. No profundizo más en este tema de la adaptación, porque será tratado en el próximo post. 
Durante su enfermedad sueña con su padre
que le niega el agua que tanto necesita
Dividida en dos partes de duración casi igual, la película se presenta en principio como una exploración de la soledad del hombre hasta la locura. Toda la primera parte de Robinson Crusoe, con el protagonista en total soledad, enfrentado a la naturaleza y en conflicto consigo mismo, guarda bastante relación con los documentales de naturaleza psicológica que le hubiera gustado hacer en su época del Museo de Arte Moderno...Si en ella se ocupa, asimismo, de la revelación del “otro” dentro del uno, del conflicto del personaje con la soledad y sus fantasmas interiores, incluida la figura del padre, en la segunda parte se centra en el descubrimiento del otro fuera de sí. Aquí Buñuel da un vuelco completo a la relación amo-criado, civilizado-salvaje, que ha dominado la visión y el trato del hombre occidental con los hombres de otros continentes...
Buñuel hace en esta película una especie de homenaje a lo único que salva del neorrealismo: haber elevado a rango de categoría dramática el acto anodino; y el cineasta se recrea en escenas en las que no sucede nada importante, salvo la actividad cotidiana de Robinson enmarcada por el paso del tiempo. Otras veces, sin embargo, el documento se abre a la visión visionaria y vemos a un Robinson que, aunque ha vencido a la naturaleza externa, no puede dominarse a sí mismo. Estamos en el dominio de los impulsos subconscientes, donde no rigen las mediciones temporales y espaciales al uso... [8]
En su soledad le habla a la montaña para
escuchar el eco de su voz

Lo que me interesaba de la historia era la soledad de Robinson y su nuevo encuentro con el hombre. Es un film comercial... El libro nunca me interesó. La poesía y el misterio equivalen a lo que completa y amplía la realización tangente y acrecienta el conocimiento de las cosas y de los seres, abriendo el mundo maravilloso de lo desconocido. Por otra parte, no conozco el film (mi último contacto con Robinson Crusoe fue en la sala de montaje) y no sé qué música le adaptaron.[9]
En Robinson Crusoe, Buñuel desarrolla dos temas en dos tiempos distintos: la soledad y la amistad. Buñuel ha soñado siempre en describir al hombre con la fría objetividad del entomólogo inclinado sobre el insecto. Para él se trata, en todo momento, de comprender mejor a sus personajes a fin de juzgarlos mejor, de exaltar mejor aquello que él cree son sus cualidades y de condenar mejor aquello que considera como sus defectos, sus flaquezas y sus errores. Así pues, Buñuel es un moralista por necesidad, aunque, en su opinión, la ética sólo adquiera una verdadera realidad por obra de la praxis.
Robinson, ese noble inglés anclado en una isla desierta, proporciona a Buñuel una excelente materia de estudio. Nos encontramos ante un ser desprovisto de todas las convenciones, privado de situación social, sometido a una especie de pureza ontológica. Lo único que sobrevive en él es una vaga angustia metafísica, que se irá diluyendo hasta llegar a desvanecerse por completo en la conmovedora secuencia durante la cual Robinson llama a Dios y no recibe otra respuesta que el eco de su propia voz; luego enloquece, grita en demanda de socorro y acaba por dejar caer al mar su antorcha con tristeza al anochecer. A partir de esto comprende que ha ganado, que por fin ha nacido de sí mismo, que ha entregado su existencia a todos los riesgos de la libertad liberada de códigos y de ritos mentalmente debilitadores…
El momento en que descubre por la huella
que no está solo
 La aparición del otro provoca en el solitario una fulgurante retracción del individuo. Robinson se repliega bajo la concha de sus antiguos principios, olvida todo lo que tan penosamente ha aprendido sobre sí mismo, renace en él el civilizado con su cohorte de prejuicios morales (el reflejo de defensa no es más que una coartada), adopta súbitamente la actitud de colonizador y deja de concebir otra relación con Viernes que no sea la del amo con respecto al esclavo ("Por fin volveré a disponer de un doméstico...Le enseñaré lo que es el respeto con mi mosquete..."). En consecuencia, Robinson encadena a Viernes y, luego, le enseña la teología cristiana. Pero éste reacciona con un desconcertante raciocinio que Buñuel, sonriendo, emparenta con el del moribundo de Sade cuando le dice el cura: "¿Así pues, tu Dios ha querido hacerlo todo al revés únicamente para tentar o probar a su criatura?"
Finalmente es Viernes quien paradójicamente ofrece a Robinson su libertad: la de no tener que ser amo sino interlocutor, un hombre que se enriquece compartiendo. Poco a poco, sus relaciones evolucionan en el sentido de un mutuo reconocimiento. Como dice Buñuel: "Ambos se reconocen orgullosos como hombres".[10]
La relación amo–criado se convierte en amistad porque es natural. Entre dos personajes solos en una isla, que deben sobrevivir y ayudarse, no es natural que se mantengan nuestras convenciones sociales. Estas se irán aflojando… [11]
El encuentro entre Viernes y Robinson,
tras salvarle este la vida

La diferencia entre la novela de Defoe y la película de Buñuel es sobre todo de orden moral, pues a la torpeza ideológica del personaje literario opuso Buñuel la toma de conciencia de su personaje acerca de los valores ficticios de la llamada "civilización". El Robinson buñueliano incapaz de encender el fuego es, evidentemente, un personaje post-roussoniano, cosa que no podía ocurrir por obvias razones cronológicas con el personaje inglés original. Pero al introducir a Viernes y al enfrentarlo con Robinson, Buñuel introduce todavía un punto de vista más moderno: el del colonialismo y el racismo de blancos. Los intentos de Robinson por convertir al cristianismo a su siervo ateo son de una ejemplaridad ideológica que excusa de todo comentario, en este film transparente acerca de la soledad y de las relaciones sociales, a partir de una isla y de sus dos pobladores, que reproducen puntualmente la relación amo-siervo del mundo capitalista.[12]
La película es un bello homenaje al ateísmo. Sólo en la isla, no encuentra ninguna ayuda en la fe. Pierde esta fe, sus llamadas a Dios quedan sin eco porque Dios no existe, porque el hombre en la tierra, está solo frente a la naturaleza hostil. Ésta es su grandeza, ser capaz de dominarla, de utilizar su inteligencia en dominar el agua y el fuego, la tierra y el viento.[13]
Durante la etapa de desconfianza se siente
colonizador y le pone grilletes

En el film Buñuel coge las palabras de Sade del Diálogo entre un cura y un moribundo,…para demostrar la absurdidad de los postulados cristianos. Al final de los argumentos frente al buen sentido y a la lógica de su catecúmeno, Robinson se vuelve hacia el loro y le pide su opinión: “¿Tú al menos me comprendes, verdad?”. Más allá del humor que ha presidido estos diálogos, Buñuel ha querido desmontar el mecanismo colonizador que está detrás de toda evangelización, pone en evidencia el papel alienante de una educación dogmática y de una moral venida del exterior del ser.
Esto es porque, a partir de esta escena, Robinson va a establecer con Viernes unas relaciones interpersonales de igual a igual que no están en el libro y, cuando después de la victoria sobre los amotinados que termina la estancia en la isla del blanco proponiendo al negro de partir con él después de haberle dejado escoger libremente.[14]
El final de la película está  rodeado de realismo mágico buñueliano; es uno de esos finales típicos de su cine. No hay correspondencia entre lo que se ve y lo que se oye. Al irse a embarcar Robinson, se ve en el contorno de la isla, mientras se oye el ladrido del perro muerto varios años atrás.[15]
Cuando se da cuenta de la lealtad de Viernes
surge la amistad
Robinson Crusoe fue la primera película que valió a Buñuel simultáneamente un reconocimiento artístico y comercial universal: no pasó desapercibida en los festivales de Venecia y Punta del Este, y conoció el éxito económico en lugares tan distintos y distantes como Nueva York, Tokio, México, Londres, etc. En España se proyectó una versión mutilada en la que se eliminaba la escena del delirio de Robinson febril y sediento durante cuyo transcurso su padre le negaba un poco de agua mientras, burlón, la vertía abundantemente sobre un cerdo.[16]
Robinsón Crusoe tuvo mucho éxito en casi todas partes. Por esta película en inglés, producida por Óscar Dancigers y que constituyó un éxito, cobré un total de diez mil dólares, suma más bien irrisoria. Pero nunca me han gustado las discusiones financieras, y no tenía agente ni abogado para defenderme. Enterados de mi salario, Pepper y Butler me ofrecieron el veinte por ciento de su porcentaje sobre los beneficios, pero lo rechacé.
Nunca en la vida he discutido la cantidad que se me ofrecía por un contrato. Soy por completo incapaz de ello. Aceptaba o rehusaba, según los casos, pero jamás discutía. No creo haber hecho nunca por dinero una cosa indeseable. Puedo decir que lo que no haga por un dólar no lo hago por un millón de dólares. [17]
Para leer La adaptación cinematográfica de Robinson Crusoe
Al salir de la isla Robinson oye los ladridos
de su perro muerto hace años.



[1] Francisco García Lorca en Max Aub: Conversaciones con Buñuel. Aguilar, 1985, Pág. 272
[2] Tomás Pérez Turrent y José de la Colina: Buñuel por Buñuel, Plot, 1993, Pág. 73
[3] André Bazin y Jaques Doniol–Valcroze: Conversación con Luis Buñuel. Mensajero, 1977, Pág. 110
[4] Tomás Pérez Turrent y José de la Colina: Buñuel por Buñuel,Plot, 1993, Pág. 73
[5] En las filmografías de Luis Buñuel en las fichas técnicas el sistema de color que pone es el "Pathécolor", aunque Buñuel insiste en que Robinson Crusoe fue la primera película que se rodó en "Eastman Color" fuera de Estados Unidos. Pathécolor es una de los nombres con que se comercializó el Eastman Color, es decir, es el mismo sistema de color.
[6] Tomás Pérez Turrent y José de la Colina: Buñuel por Buñuel, Plot, 1993, Pág. 73
[6bis] Fernando Gabriel Martín: El ermitaño errante. Buñuel en Estados Unidos, Tres Fronteras Ediciones, 2010, pág. 752
[7] Luis Buñuel: Mi último suspiro, Plaza & Janés, 1982, Pág. 186
[8] Víctor Fuentes : Los mundos de Buñuel. Akal, 2000, Pág. 122
[9] Luis Buñuel a Nuevo Cine. Tomadas de: Emilio García Riera : Historia documental del cine mexicano, V. Pág. 63
[10] Freddy Buache: Luis Buñuel. Guadarrama, 1976, Pág. 84
[11] Tomás Pérez Turrent y José de la Colina: Buñuel por Buñuel, Plot, 1993, Pág. 73
[12] Roman Gubern: Cine Español en el exilio, Lumen, 1976, Pág. 122
[13] Raymond Lefèvre: Luis Buñuel. Edilig, 1984, Pág. 79
[14] Marcel Oms: Don Luis Buñuel. Les Éditions du Cerf, 1985, Pág. 80
[15] Víctor Fuentes: Buñuel en México. Instituto de Estudios Turolenses, 1993, Pág. 96
[16] Agustín Sánchez Vidal: Luis Buñuel. Ed. J.C., 1984,  Pág. 164
[17] Luis Buñuel: Mi último suspiro, Plaza & Janés, 1984, Pág. 187

Comentarios

  1. Mi comentario es más bien una pregunta. La película se estrenó en Madrid en 1955: ¿es la primera película de Buñuel que se estrena en España después de la guerra civil?

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    1. No. El gran Calavera por ejemplo se estreno en 1950 y seguro que Gran Casino lo haría antes, pues Jorge Negrete tenía mucho tirón aquí en España

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    2. Efectivamente, he comprobado que Gran Casino se estrenó sin ningún retraso en el 48. Mil gracias otra vez, LFC.

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